Pero antes me gustaría relataos cómo fue el proceso creativo de este nuevo experimento, y comenzará contando como se realizó. En primer lugar leí el manga en voz alta con una entonación determinada dependiendo del personaje, las situación y el contexto en el que se encontraban, eso sí, siempre registando de forma digital la mi propia voz . Este proceso lo realicé dos veces con diferentes maneras de hablar cambiando tonos de voz, entonaciones y pequeños matices que creía que cambiaría de alguna manera la forma en que se percibiría el resultado final. Una vez echo esto, grabé la forma en que pasaba las páginas, teniendo mucho cuidado en hacerlo de manera diferente en momentos determinados para que el sonido no fuese monótono en ningún momento. El proceso como ya había echo con la grabación de impropia voz lo realice por segunda vez, cambiando la manera en que realizaba el acto de pasar las páginas..
Una vez registradas todas la grabaciones realicé el espectograma. Pero para comprender que es un espectograma comenzaré hablando de que es y que significa el espectro de un sonido. El espectro del sonido la representación de la distribución de energía sonora de dicho sonido en función de la frecuencia. El espectro es importante porque la percepción auditiva del sonido es de naturaleza predominantemente espectral. Por norma general, se suele dividir la gama de audio (20-20000 Hz) en franjas o bandas de ancho variable proporcional a la frecuencia central de la banda, denominándose bandas normalizadas. Los instrumentos que miden niveles de intensidad a diferentes frecuencias o bandas se denominan analizadores de frecuencia, los cuales poseen a la salida del micrófono unos filtros de paso de banda que sólo dejan pasar para su detección un estrecho margen de frecuencias, permitiéndonos así determinar el contenido espectral de la señal acústica.
De esta manera podemos decir que un espectograma es una representación visual de las variaciones de la frecuencia en el eje vertical, y de la intensidad del sonido mediante niveles de colores a lo largo del tiempo que se representa en el eje horizontal. Para la obtención del espectrograma se aplica una transformada de Fourier inicialmente a la señal, mediante el algoritmo de la transformada rápida de Fourier o FFT. Dependiendo del tamaño de la ventana que utilizamos para el análisis de Fourier tendremos diferentes niveles de resolución del espectrograma. Si se aplica una ventana muy grande obtendremos un espectrograma muy detallado pero a costa de incrementar el tiempo de cálculo necesario para esta operación. Para el caso de una ventana demasiado pequeña el efecto es el inverso y no seremos capaces de distinguir los diferentes armónicos si están muy juntos en el espectrograma. En nuestro caso, para el tercio de octava, el ancho de banda es un porcentaje constante de la frecuencia central ( el 23,6 %).
En los análisis “vs T” ( en nuestro ejemplo , FFT vs T), el tiempo se incluye como una tercera dimensión (vs T = frente al tiempo = dependiendo del tiempo). En el análisis FFT “estándar”, los análisis parciales individuales ( espectro) se promedian en toda la curva de la señal. En el análisis en función del tiempo, este promedio no se lleva a cabo: el resultado del análisis de cada ventana de tiempo se muestra gráficamente . Esto requiere un eje adicional. Desde la pantalla del monitor plana sólo permite dos ejes , el tercer eje ( eje Z ) se representa con la ayuda de varios colores:
-El eje X ( previamente el eje de frecuencia ) es ahora el eje de tiempo .
-El eje Y ( eje previamente nivel ) es ahora el eje de frecuencia .
-El eje Z representa el nivel en el dominio del tiempo y de frecuencia a través de diferentes colores.
Dicho esto es el momento de de realizar el experimento, y para ello utilizaremos varios recursos que podemos encontrar en internet de forma rápida y sencilla. También para explorar las frecuencias puedes emplear un exploración de la extensión o tesitura vocal. Puedes hacerlo con la aplicación Vocal Range. Si haces una sirena desde la nota más grave a la más aguda averiguarás tu extensión vocal con Ton Gen.
Experimentar con la intensidad:Hace referencia a si un sonido es más fuerte o más débil y se mide en decibelios. En el caso de la voz la intensidad depende del flujo del aire que hace que las cuerdas vocales se junten con mayor o menor superficie en base al principio de Bernouilli y con cómo se acoplan los armónicos de la voz para amplificarse o atenuarse, porque… ¡proyectar la voz no es gritar!
También puedes probar ese cambio de intensidad produciendo un sonido a través de una pajita en el agua y produciendo burbujas más grandes o más pequeñas produciendo sonidos al mismo tiempo. Las burbujas grandes mientras emites el sonido corresponden con sonidos fuertes y las burbujas pequeñas a sonidos suaves o piano. Ten cuidado con que no se interrumpan las burbujas mientras haces el sonido, si no, estarás interrumpiendo la columna de aire que permite que se produzca el sonido. Para explorar y medir la intensidad puedes recurrir a un sonómetro, así observarás que si hablas o cantas suave el sonómetro te dará valores pequeños en decibelios y si haces el mismo sonido más fuerte los decibelios aumentarán. Puedes descargar una aplicaciones sonómetro gratuitas: Medidor de ruido o Sound Meter; y observar cómo va variando la intensidad, prueba a hacer un mismo sonido más fuerte o más suave. Las aplicaciones de las imágenes te dan la intensidad máxima, la mínima y la media. Esto es muy útil para cuando se prepara un discurso y se quiere ver si se está usando una intensidad adecuada al espacio en el que se va a hablar.
Por otro lado, el otro componente que influye en la intensidad es cómo impacta el sonido en las cavidades de resonancia, es decir, la posición del tracto vocal influye en que los armónicos de la voz se acoplen y esa onda sonora amplificada haga que el sonido se proyecte.Para entender como rebota la onda sonora en las cavidades de resonancia mira esta animación y observa cómo el aire que pasa a través de las cuerdas vocales con un determinado impulso (presión y duración) se transforma en una onda sonora que rebota en las cavidades (boca, nariz y por simpatía en los huesos del cráneo) Para observar como varían los sonidos al cambiar la posición del tracto vocal puedes jugar con el Pinktrombone
Para entender como se amplifican los armónicos de la voz mira este vídeo en el que se emplean algunas herramientas que usaremos para ver el timbre de la voz. Para analizar y jugar con el timbre de la voz, es decir, cómo se acoplan los armónicos de cada sonido se emplea el espectograma que representa la frecuencia fundamental (que se produce en las cuerdas vocales) y los armónicos que se potencian. Puedes descargar la aplicación gratuita: Spectrogram, para comprobar que sobre un mismo sonido (frecuencia fundamental) los armónicos varían y se amplifican más o menos en función de que hagas un sonido más o menos estridente, más o menos nasal, es decir, en función de la tensión del tracto vocal y de cómo modificas el tracto vocal. Además lo puedes ver en tiempo real y pararlo cuando quieras.
Puedes crear tus propias obras de arte con la aplicación Audio Gasm o aplicaciones de escritorio como Sonic Visualizer.
Son muchos los artistas visuales que han realizado arte con las ondas sonoras. Aquí algunos ejemplos en los que hacen performances con objetos sonoros y vibraciones, con imágenes de sonidos, con espectrogramas o incluso con videoclips a partir de las imágenes de un escaner cerebral. Disfrutad de todos estos ejemplos y cread con vuestra voz!
Flores de hierro 28 días después es una composición databending a partir de dos videopoemas de dos novelas: “Flores de ferro” de María Rei Vilas y “28 días” de David Safier, un poema escrito y un collage sobre la primera de las novelas.
Serial Experiments Lain de Yoshitose Abe dio nombre a este blog hace casi doce años. Un blog que comenzó siendo un punto de encuentro para hablar sobre manga y anime experimental y poco a poco se convirtió en una web experimental sobre manga y anime (o al menos eso quiero creer). Lain cambió la manera en que veía y entendía la animación japonesa hasta el momento y hoy después de tanto tiempo escribiendo sobre viñetas y fotogramas nipones hago una reinterpretación de la serie en forma de vídeo poema. Lo hago además con una colaboración querida y buscada desde hace muchos años, con Sabrina Rodríguez que ha puesto música a este vídeo en forma de data bending a partir de un poema escrito especialmente para la ocasión sobre uno de los puntales de la animación cyberpunk. Siempre es un placer colaborar con Sabrina, que me ha regalado sonidos llenos de mundos que no podemos ver, que no podemos ni tocar. Gracias.
A continuación reproduzco el poema sobre el que “hex54820” [Sabrina Rodríguez] realizó la música data bending
Invisibles hilos de aire. Nubes deshilachadas. Un gris perla y un sol blanco toman el control. Un espía cósmico traduce imágenes borradas. Un grito catárquico. Bramido inhumano. Un ciempiés subiendo una montaña. Peonzas ladran contra el suelo. Entre mil piedras… salto mortal. Más allá de las fronteras. Más allá de las pupilas dilatadas.
Advertencias de color amarillo. Fingir ser un espectro. La rotación del “yo” da paso a la duda del “mi”. Explosión nuclear en una habitación. Si mañana llueve, las luces la buscarán. Un baile circular y frenético entre aguas oscuras verdeazuladas. Interminable espiral de suaves murmullos. Planetas errantes que giran sobre un dedo.
Impotencia crónica. Sudores fríos. Manos sudando colores infinitos. Velocidades extremas. Campos de atracción. Alpinista sideral. Una máquina añade ruido al color. Dos bombillas encendidas descubren la felicidad. Cerrar los ojos color champán. Explorar un planeta que nadie vio jamás. Corrientes eléctricas, psicópatas asesinas. Vuelta a la realidad. Fantasmas como rehenes.
“Las cosas no cambian. Cambiamos nosotros. El hombre con una idea nueva es un chiflado… hasta que tiene éxito”.
Estas dos frases de Henry David Thoreau pertenecen a dos libros distintos, están sacadas de contexto y juntas significan algo completamente diferente de lo que su autor quería decir con ellas en el instante en que las escribió. En un mundo como el nuestro, en esta época, la nuestra, que estamos viviendo a sorbos, en que la inmediatez nos ciega y no nos deja ver el contexto global de aquello que leemos y vemos, no entendemos ni discernimos el significado, la relevancia e incluso la influencia que sobre nosotros ejercen determinados libros, canciones, o películas.
Leer no significa juntar letras y palabras, sino comprender y analizar aquello que está escrito. Sólo de esta manera somos capaces de tener inquietudes más allá de una simple búsqueda en internet para saber el nombre de una canción. Probablemente en las últimas cuarenta y ocho horas millones de personas han tecleado en sus ordenadores o en sus teléfonos las palabras: David + Bowie + canción. También es probable que en los cientos de resultados de esas búsquedas surgiesen varios nombres de canciones del cantante de Brixton tales como: Life on Mars, Starman, Space Oddity, Under Pressure o Hero.
David Bowie, como persona a través de su música se buscó a sí mismo; una búsqueda que queda patente en cada una de sus canciones y discos y nos encontró a muchos de nosotros por el camino. Conectó con aquellos que, fueran o no artistas, fueran o no conocidos, buscaban como él, un espacio en el que sentirse libres y ser ellos mismos.Sabrina Rodríguez plasma muy bien ese sentimiento en su carta abierta al Duque Blanco. Bowie, desde más allá del cinturón de Van Allen, nos enseñó que no importa cuántas veces te reinventes, que no es importante la forma, sino el fondo (a pesar de sus numerosos cambios estéticos a lo largo de las últimas décadas). La influencia que ha tenido y tiene sobre tantos artistas y tantas personas ajenas en apariencia al mundo cultural e intelectual solo es posible si se entiende que este hombre flacucho estaba constantemente agazapado tras una esquina y ejercía de flautista de Hammelin. Cuando todos le seguían hacia esa esquina, daba media vuelta y se trasladaba a otra y otra vez le intentaban seguir.
Una sola persona puede cambiar nuestra percepción de las cosas. Un puñado de canciones pueden hacer tambalear los cimientos de la sociedad, de ponerla al revés. De ponerla patas arriba. Bowie reflexiona acerca de la realidad, transmite sensaciones con una intensidad y trascendencia difícil de alcanzar. La música siempre es cambio, y cambio significa que las costumbres socioculturales e incluso económicas varían dependiendo de la conducta, sobre todo de los jóvenes. El componente diferenciador, el sentirse arropado por algo más importante que uno mismo pero que al mismo tiempo forma parte de ti. Ese miedo atávico que pone nudos en la garganta a aquellos que se perpetúan en el poder; a los que les gusta que nada cambie. La música modifica la sociedad.
Naoki Urasaw hace exactamente dieciséis años, comenzó a publicar el manga “20th Century boys”. Kenji Endo, protagonista de la historia, cantante y músico que, por razones personales se ve obligado a aparcar su carrera ascendente, se ve envuelto en una serie de circunstancias en las que el futuro de la humanidad depende de lo que hagan él y sus amigos. Éstos deben parar las terroríficas prácticas que un líder político ejerce sobre la población mundial. Kenji cambia el rumbo de la historia con una canción. Una canción que libera a una sociedad alienada por mentiras, por manipulaciones constantes a través de los medios de comunicación, la publicidad y por su puesto la política.Endo, con una canción cambia aquello de “el amor es triste” de Paul Mauriat. Mediante texturas y sabores transmite el amor por las pequeñas cosas triviales del día a día; levanta a las masas hacia el cambio y a romper con lo establecido; las incita a recuperar la libertad individual y la colectiva.
Urasawa, dice que se inspiró en el cantante Marc Bolan(T-Rex), en Bob Dylan y en John Lennon, para crear el personaje de Kenji Endo. Sin embargo, el protagonista del manga, tanto a nivel personal, como a nivel musical, transita por diferentes fases de constante cambio. Se reinventa y se redescubre con cada golpe de la vida, con cada paso que da. Probablemente Urasawa pensó que la canción “Bob Lennon” que interpreta Kenji a lo largo de “20th Century boys” es la respuesta al “The times they are a-changin” de Bob Dylan. Lo que no se esperaba, era que el actor principal de su historia se convertiría en leyenda y tendría más conexiones y puntos en común con David Bowie de lo que cabría imaginar. Al fin y al cabo, tanto el uno como el otro, lo cambiaron todo; removieron nuestras conciencias y agitaron nuestros sentimientos.
A lo lejos se intuye el leve tintineo de una batería. Tsss, tic, tic, tsss. El final de una década prodigiosa se aproxima. El leve balbuceo de un piano marca el inicio de una segunda ola de libertad, de aquello que está por llegar y que nuevamente lo cambiará todo.
Las abstractas líneas que poco a poco se hunden en las manos del pianista protagonista de “Sakamichi no Apollon”, dan el pistoletazo de salida de una nueva forma de entender el jazz a partir de la década de 1960s. No es casualidad que la historia que nos ocupa comience justamente el año 1966. Para muchos, justo un año antes, se terminaba la llamada “década prodigiosa”; aquella en la que los grandes nombres que comenzaron su carrera en los 30s y 40s se dieron cita con los nuevos talentos. Miles Davis, Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Bill Evans, Art Bakley o Jimmy McCgriff. Juntos marcaron una línea recta en el desarrollo progresivo del jazz hasta transformarlo en movimientos figurativos, vaporosos, aéreos.
Diez años antes los protagonistas de “Sakamichi…” probablemente se empaparían de la poesía de Aimé Césaire y leerían con profundos ojos las revistas filosóficas de Sartre. Ajenos al pensamiento existencialista, los personajes del anime del que hoy hablamos le deben mucho al pensador parisino. A lo largo de los doce capítulos de los que consta la serie, podemos leer entre líneas aquello de: “la existencia precede a la esencia”.
Este principio sobrevuela las cabezas de cada uno de los integrantes de ese pequeño grupo humano que nos regalan la pureza de la vida a través de sus amores, amistades y los problemas que estos generan. Estos problemas e inquietudes tan normales y tan sencillos son el punto de partida y el punto y aparte en sus historias. La forma en cómo se conciben y en cómo se quieren así mismos y a los que les rodean. Un impulso en forma de jazz que consigue que comprendan que existen a través de aquello que hacen: tocar música.
El marco político y social de “Sakamichi no Apollon”, situado veintiún años después de la II Guerra Mundial es significativo ya que en Japón comenzaban la revueltas de estudiantes (concretamente en el año 1963. El anime comienza en el año 1966) propiciadas por la indignación ante la imposición del gobierno estadounidense de bases militares en el país nipón.
Los políticos americanos quería asegurar así un futuro ataque en suelo japonés al no tener el gigante asiático ejército. Los Zengakuren (comités estudiantiles) abiertamente antiamericanos se oponían radicalmente a esta invasión y crearon unidades políticas. Aunque en el anime se toca el tema en forma de subtrama, es profundamente representativo para ver hasta que punto la política tiene importancia en esta ficción tan cercana a la realidad de aquellos años.
El Jazz en los 60s también se politizó, y es importante que sean, precisamente estudiantes, amantes de jazz y músicos, con sensibilidad e inquietudes artísticas los que tengan el poder de contarnos en primera persona sus vivencias y como éstas se ven entremezcladas con su pasión por las notas vibrantes de saxos, contrabajos y pianos. Al fin y al cabo el mundo artístico y cultural siempre han estado ligados de alguna manera a la política.
Probablemente el Jazz sólo sea una excusa, un hilo conductor. Una banda sonora de lujo para una simple historia mil veces relatada, pero que a diferencia de muchas otras está contada estupendamente. Para contar una historia de amistad y amor, a veces sólo hay que ser sincero, y con la sinceridad se crea empatía hacía la historia y sus protagonistas. Quizás lo que les falta a muchas series y películas de animación a día de hoy no es tanto marketing y publicidad en los medios, sino sinceridad. El anime japonés como industria, tiene unos cánones de belleza y unas normas no escritas por las cuales el espectador se rige y decide ver una animación dependiendo de cómo ésta esté realizada; qué tipo de historia nos está contando…. Siempre claro, bajo la atenta mirada de los grandes estudios de la industria japonesa y de un puñado de blogs y webs dedicados a la crítica del anime que ponen en boga las no virtudes de determinadas series y películas y transforman en virtualidad y en excelencia las banalidades y la superficialidades que pasan ante nuestros ojos.
Una situación aparentemente trivial y que ocurre en un instante puede llegar a ser profundamente importante y de la misma forma podemos recordarlo como un de esos muchos flashes de honda felicidad que se escapan entre los dedos casi imperceptiblemente. Es la futilidad de lo cotidiano, algo a reivindicar, sin duda, ese pequeño ingrediente que hace que “Sakamichimi no Apollon” sea una serie para disfrutar.
Seguramente si la historia de “Sakamichi no Apollon” tuviese lugar en la época actual, bajo todas esas notas podríamos intuir algunos de los poemas de Boris Rozas y la influencia que en él tiene sin duda alguna el Jazz.