Correr a una velocidad inadecuada. Carretera azul. Males enraizados, difíciles de doblegar. Fantasmas verdes. Suenan sintonías rojas de discos rayados. Rebasar el Sol color cyan y disfrutar del viaje. Tres pistachos en el bolsillo; uno para el camino, dos para el vasto y frío vacío del espacio. Espectáculo circense. Practicar kung-fu contra astronautas borrachos. Neurosis inmortal rompiendo lugares a los que nadie irá jamás. Permanecer bajo el antiguo cielo violáceo. Surcar la última sonrisa extraña del mundo.

Paso a desnivel. Opacas gotas de lluvia transpiran sofocantes locuras. Confetis de hormigón bajo los pies. Verbena perezosa capturada en la mañana como una fugitiva de la noche. Voces se fragmentan. Fotos de muecas radiactivas. Botellas que cantan entre destellos nocturnos. Mejillas de cereza y flores azules de hielo dulce a lo largo de inmensos silencios resfriados. Gran vacío tras bajar la sucia ventanilla; gran charada al saludar al vacuo y desesperado amor. Espejos unidireccionales tratando de ver estrellas verdes, estrellas dalinianas. Polichinela difunde desarraigo en Sol mayor.

Viajar entre vórtices que nos rodean. Huir sobre el desierto con alegría frugal. Flotar entre llamas y confeti. Pintar altos castillos con tiza color azul. Burbujeantes y hermosas risas juegan sobre orbitas llenas de agua. Correr a través de un arco de hiedra y ocultar los días con un mando a distancia.