Distante. Paseo interminable bajo paisajes polares, bajo un manto de lluviia ácida. Esperar pacientemente. No resbala, se desliza. Cerrar los ojos con la boca. Las sombras tocan la superficie. Viajar veloz por el cerebro. Extraña calma. La sinfonía del silencio avanza. Parafonías en el éter.
Búsqueda mental. Jadear. Limpiarse la cara. Gimotear como un niño. Rescatado del mar en calma. Susurrar palabras que no importan. Sortilegios, exorcismos… ya no es necesario predicar. Pánico en penumbra corta respiraciones que se apagan pacientemente. Cortafuegos ventriculares. Agonía en las manos. Mil quilómetros no marchitan el pálido semblante anacrónico de su rostro. Pulso. Peonzas ladran contra el suelo. Golpes. Girar la cabeza. Istriónica sonrisa. Multitud expectante. El poder de los violines psicóticos ha vuelto.