Millones de ácaros que emanan luz desde su interior mientras caminamos sobre imágenes, sobre instantáneas de un mundo color óxido. Con mirada taciturna le volvemos la espalda a aquello que algún día fuimos y ya no recordamos.

Un héroe del futuro, un héroe anónimo, cuya meta es el conocimiento del pasado. Una lucha sin cuartel para desvelar aquello que las generaciones venideras nunca llegarán a conocer. La humanidad convencida de que la indiferencia y el olvido eran la clave para conquistar el conocimiento supremo.

Al final por más que nos empeñemos, la condición humana nunca dejará de sentir, de sorprenderse, de querer alcanzar otro conocimiento más, y otro y otro…

Anfitriones de un todo al que pertenecemos; en el que devoramos y somos devorados y apenas somos consciente de ello. Creamos un enorme campo de concentración artificial en nuestra mente y conspiramos día a día en un acto de rebeldía silenciosa sin contar con aquellos que tenemos a nuestro lado.

Desciframos pequeños fragmentos del pasado y nos emocionamos con cada minúsculo hallazgo. Nuestra razón de ser, nuestro reto más grande. Volar hacia el exterior, alzar la voz, cantar hacía otra dimensión.

Pale Cocoon nos muestra como sería la arqueología informática. Estamos viviendo en la prehistoria del futuro.